La creación del juego

Los Cinco Iniciados

Así nació lo que comenzarían conociendo, en un guiño a los códigos herméticos, como “El Juego”.

Pues emulando el tablero de un juego fue como comenzaron a gestar la idea: se trataba de dar forma a un enorme entorno para el pensamiento universal. Debía ser un lugar organizado, bien estructurado. Con reglas y con propuestas, al igual que un juego; con fines y objetivos tan claros como consistentes, al igual que un juego. Una ciudad-estado científica, tecnológica y descentralizada, libre de la jurisdicción de los poderes que secuestraban y manipulaban a su interés toda la información.

En el año 1921, nació, de la mano de Cinco Iniciados, el gran tablero del juego: la ciudad mítica de Veel-Tark.

El nombre de estos Cinco Iniciados se ha perdido en el tiempo. Sabemos que eran cinco científicos, representantes de distintas disciplinas de la ciencia como la física, la matemática o la biología, pero únicamente ha prevalecido el sobrenombre con el que era conocido dentro del juego el fundador del Centro de Investigación Sigma: Holberins.

Los Cinco Iniciados, con el fin de preservar la pureza del proyecto y los fines igualitarios que este albergaba, acuñaron trece principios que consideraron un código de conducta inmarcesible, y que fueron cincelados con grandes letras en las mismas puertas de la ciudad: Gratitud, Autoconciencia, Responsabilidad, Optimismo, Empatía, Amabilidad, Tenacidad, Curiosidad, Paciencia, Convicción, Humildad, Ambición, Honestidad.

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