La caída

Sociedades en la sombra

Precisamente por su naturaleza, Veel-Tark estaba diseñada para pertenecer a todos sus ciudadanos, desde la absoluta transparencia y sin la injerencia de poderes centralistas. Esta fue su grandeza, pero también significó su perdición.

Dos de los ciudadanos más prominentes, Aleister Crowley (Sociedad Thelema) y Rudolf von Sebottendorf (Sociedad Thule), con sus poderes de persuasión, se rebelaron contra el trabajo de los Iniciados, a los que comenzaron a tachar de oligarcas, acusándolos de esconder valiosos secretos y conocimientos para manejarlos a su voluntad.

Los Cinco Iniciados decidieron tomar una decisión que contradecía, de algún modo, sus propios principios: eliminar las atribuciones y las cartas de ciudadanos de los dos ocultistas. Sus figuras de plomo se retiraron del tablero de juego y fueron expulsados para siempre de Veel-Tark. Las sociedades como las de Crowley y Sebottendorf, fundadas en el egoísmo y la falta de valores, fueron estigmatizadas.

Una semilla oscura había germinado en la ciudad, creciendo lentamente entre los ciudadanos. Así, el 31 de diciembre de 1921, el Complejo Bildung del Centro de Investigación Sigma ardió completamente a consecuencia de un incendio provocado. Los responsables no fueron encontrados, pero las llamas redujeron a cenizas cada rincón de la gran ciudad, llevándose con ella todo vestigio del gran proyecto que los Cinco Iniciados habían alumbrado.

No obstante, Holberins, previendo el desastre, y gracias a sus investigaciones en la física cuántica y a los hallazgos propiciados por la lectura del Codex Hermopolitanus, logró alterar los flujos del tiempo para proyectar una imagen de la ciudad en un espacio que los teósofos conocían como Registros Akáshicos, y que se movía entre múltiples dimensiones.

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